Éxito o felicidad. ¿Alguna vez te has preguntado qué estás buscando realmente? ¿Es uno más importante que el otro o es posible tener ambos? En este artículo exploramos la intrincada relación entre el éxito y la verdadera felicidad.
El Mito
Existe un mito generalizado y atractivo que dice que, una vez que se logra el éxito, la felicidad vendrá automáticamente y todos los problemas se desvanecerán en el aire. Es una idea tentadora que ha cautivado a innumerables mentes y ha impulsado a muchos a perseguir el éxito sin descanso. El atractivo radica en la promesa de un futuro utópico donde la prosperidad financiera, el reconocimiento social y los logros profesionales traen consigo alegría y satisfacción ilimitada.
Sin embargo, esta creencia no podría estar más lejos de la verdad. El éxito y la felicidad genuina no son sinónimos; son distintos, multifacéticos y exigen diferentes conjuntos de habilidades. Si bien el éxito puede traer una sensación de logro, no es una receta única que te lleve hacia la felicidad automáticamente. La verdadera felicidad abarca mucho más que la riqueza material o los logros externos y, en cambio, profundiza en tu bienestar emocional, mental y espiritual.
Dos Caminos
1. La compleja naturaleza del éxito
El éxito en sí es un concepto complicado. Si bien puede parecer que lograr el éxito nos haría sentir bien, en realidad puede generar incomodidad e incertidumbre, especialmente cuando nos esforzamos por alcanzar una meta desafiante para la cual nuestro cerebro carece de evidencia de éxito. Esto significa que tienes que hacer un esfuerzo significativo para convencerte de que eres capaz de lograr el resultado deseado.
El éxito, en términos simples, implica desafiarte continuamente a ti mismo, así como debes cultivar la capacidad de superar obstáculos, lo que en última instancia conduce a tu crecimiento con el tiempo. Nunca olvides que el éxito exige trabajo duro y es precisamente por eso que a menudo puede resultar tan incómodo y generar tanta incertidumbre.
ÉXITO: Implica afrontar retos diarios, superar obstáculos y estar dispuesto a trabajar duro para alcanzar tus metas. Requiere disciplina, perseverancia y la capacidad de mantener las cosas en perspectiva.
2. La búsqueda de la felicidad
Por otro lado, la verdadera felicidad es un estado de ser más profundo y satisfactorio. No depende únicamente de logros externos o posesiones materiales. Más bien, surge de un sentido de propósito, de tu crecimiento personal y de las conexiones significativas que tienes con los demás.
La verdadera felicidad se trata de satisfacción, aceptación, sentimientos de gratitud y apreciación de lo que tienes en el momento presente. Y de manera incorrecta, muchas personas allá afuera creen que cuando logran lo que es considerado como un “éxito”, la felicidad mágicamente se manifiesta. ¡Lo que se aleja mucho de lo que pasa en la realidad!
FELICIDAD: Es un estado en el cual estás contento, aceptas la vida tal como viene, cultivas sentimientos de gratitud y aprecias de todo corazón lo que tienes en el momento presente.
En resumen, el éxito, aunque puede contribuir en tu felicidad, no la garantiza. Puede resultar tentador pensar que sí, pero es una ilusión temporal. En retrospectiva, lo que puede contribuir a hacerte sentir bien son los rasgos de carácter que acumulas en tu camino hacia el éxito. En la dimensión de la felicidad, el proceso de esforzarse por alcanzar el éxito es más importante que el éxito mismo.
Encontrar el equilibrio
Si bien el éxito y la felicidad no son mutuamente excluyentes, es importante encontrar un equilibrio entre ambos. Luchar por el éxito sin considerar tu propia felicidad puede provocar agotamiento e insatisfacción. De manera similar, buscar la felicidad sin ningún sentido de logro o progreso puede hacerte sentir insatisfecho o estancado.
Este equilibrio entre el éxito y la felicidad también se puede ver a través de la lente de las energías femenina y masculina. El éxito y el establecimiento de metas a menudo se alinean más con la energía masculina, caracterizada por cualidades como el impulso, la determinación y la asertividad. Por otro lado, la felicidad significativa puede vincularse más a la energía femenina, que encarna cualidades como la crianza, la empatía y la receptividad.
Incorporar las energías masculina y femenina en tu búsqueda del éxito y de la felicidad puede llevarte a un enfoque de la vida más holístico y armonioso. Por ejemplo, si bien el establecimiento y el logro de metas pueden estar impulsados por la energía masculina, puedes mejorar tu felicidad aprovechando tu energía femenina, que es más intuitiva y enriquecedora. Esto podría implicar tomarse un tiempo para reflexionar, practicar tu autocuidado, llevar un journal o diario, así como fomentar conexiones significativas con los demás.
En esencia, encontrar un equilibrio entre el éxito y la felicidad no se trata sólo de alcanzar hitos externos, sino también de cultivar tu bienestar adoptando los aspectos complementarios de las energías femenina y masculina. Al reconocer y armonizar estas energías dentro de ti mismx, puedes navegar el camino hacia una vida más exitosa y plena.
Si buscas un equilibrio entre éxito y felicidad, te recomiendo incorporar nuestro planner más vendido, el Daily Producitivity Planner, a tu rutina diaria. Te servirá como herramienta para armonizar la búsqueda del éxito y la felicidad, guiándote y recordándote que estas dos facetas de la vida pueden coexistir y prosperar juntas.
Notas Finales
En la búsqueda de una vida plena y significativa, es crucial reconocer que el éxito y la felicidad no son caminos que se bifurcan en un bosque, sino caminos interconectados que pueden conducirte a una existencia completa.
El éxito, con sus desafíos, trabajo duro y logros externos, puede traer una sensación de logro y progreso. Sin embargo, no es un billete garantizado a la felicidad. La verdadera esencia de la felicidad reside en la alegría, la gratitud y la paz interior, independientemente de las circunstancias externas.
Encontrar un equilibrio entre estas dos facetas de la vida es un viaje continuo. Implica no sólo perseguir tus objetivos con determinación, sino también nutrir tu bienestar, fomentar relaciones significativas y ser consciente del momento presente. Se trata de celebrar tus victorias, definir el éxito en tus propios términos y aceptar la naturaleza cambiante de tus deseos y prioridades.
Al final, no se trata de elegir uno u otro, sino de armonizar la búsqueda del éxito con la verdadera felicidad. Se trata de reconocer que el éxito por sí solo puede no traer alegría duradera, y que la felicidad no debe depender de marcadores externos de logro. Al integrar tanto el éxito como la felicidad en tu vida, podrás recorrer un camino que no sólo será exitoso, sino también profundamente satisfactorio, acercándote a la vida armónica que todos buscamos.
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